La sexualidad forma parte de nuestro bienestar durante toda la vida, y la tercera edad no es una excepción. Con el paso de los años, el cuerpo y la mente experimentan cambios que pueden influir en cómo vivimos la intimidad. Es por ello que en este artículo veremos de manera natural y conectada cómo impacta la vejez en la sexualidad, cuáles son las disfunciones sexuales más comunes y qué soluciones prácticas existen para afrontarlas. ¡Rendirse no es una opción!
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Cómo impacta la vejez en la sexualidad
El envejecimiento conlleva transformaciones hormonales, físicas y emocionales que influyen directamente en la vida sexual, aunque de manera distinta en hombres y mujeres.
- En hombres: La reducción progresiva de testosterona puede disminuir el deseo y provocar disfunción sexual masculina. La circulación sanguínea, la presión arterial y condiciones como la diabetes también repercuten en la función eréctil.
- En mujeres: La menopausia y la bajada de estrógenos traen consigo sequedad vaginal, menor elasticidad y cambios de sensibilidad, lo que puede derivar en disfunción sexual femenina.
Asimismo, los cambios sexuales en personas mayores suelen generar tensiones en las relaciones de pareja y afectar la salud mental. Es crucial abordar estos temas abiertamente y buscar soluciones que mejoren la calidad de vida.
Disfunciones sexuales más habituales en la tercera edad
A pesar de que la experiencia sexual es personal y única, hay disfunciones sexuales que se repiten con más frecuencia en esta etapa.
Disfunción eréctil
Como ya sabrás, es la disfunción sexual masculina más extendida y conocida, pues implica la dificultad para lograr o mantener una erección suficiente. Puede deberse a problemas físicos, hormonales o emocionales. Ejercicios de fortalecimiento pélvico y tratamientos médicos son aliados importantes.
Anorgasmia
Esta disfunción sexual femenina causa la incapacidad o gran dificultad para alcanzar el orgasmo. Factores físicos, psicológicos o efectos secundarios de medicamentos pueden estar detrás. La terapia sexual y la adaptación de la estimulación ayudan a mejorarla.
Disminución del deseo sexual
Esta disfunción sexual se traduce en la pérdida de interés en la actividad sexual, ligada a cambios hormonales, estrés o conflictos en la pareja. El ejercicio, el descanso adecuado y la comunicación son claves para revertirla.
Sequedad vaginal y dolor en las relaciones
Síntomas comunes tras la menopausia, la sequedad y los dolores cuando se tiene sexo pueden abordarse con lubricantes, hidratantes vaginales o terapias hormonales indicadas por un médico.
Problemas de excitación
La falta de libido, influida por el estado de salud general, suele estar causada por ciertos medicamentos o factores emocionales. Cambiar rutinas sexuales y esforzarse para innovar en la cama puede marcar la diferencia.
Incontinencia urinaria
Aunque es un problema urológico, su relación con la vida sexual es directa. El temor a pérdidas de orina durante el acto, la incomodidad y el impacto en la autoestima pueden reducir el deseo y el disfrute. Ejercitar el suelo pélvico y recibir tratamiento especializado mejora ambos aspectos.
Cómo mejorar las disfunciones sexuales en la vejez
Mantener una vida sexual activa y satisfactoria en la tercera edad implica cuidar cuerpo, mente y comunicación.
- Consultar a profesionales en salud sexual para evaluaciones y tratamientos adaptados.
- Practicar actividad física regular para favorecer la circulación y el equilibrio hormonal.
- Realizar ejercicios de suelo pélvico que mejoren la función eréctil y el control muscular.
- Usar lubricantes y productos específicos que eviten molestias.
- Potenciar la comunicación en pareja para expresar deseos y necesidades.
- Incorporar cambios en el entorno íntimo, como iluminación cálida, música relajante o sorprender a la pareja para favorecer el confort y salir de la rutina.
La sexualidad no tiene edad
La salud sexual en la tercera edad es un pilar de bienestar. Mantener la mente abierta, cuidar el estado físico y emocional y buscar ayuda profesional cuando sea necesario permite disfrutar de la intimidad en todas las etapas.
Envejecer no significa renunciar al placer ni a la conexión emocional. Con información, actitud positiva y una comunicación fluida, es posible adaptar la vida sexual a los cambios y seguir disfrutando plenamente.